Domingo 22 marzo. 18:30 aprox.
El tiempo es favorable. La única ocupación de nuestro equipo es entrar en la casa. Dejamos el coche aparcado en la zona de arena. La “meuca” se ha tomado la tarde libre, aunque un par de señores se dedican a mirar debajo del capó de su coche en el descampado trasero. Mientras estudiamos la situación y nuestro plan para entrar, la zona queda más o menos despejada.
Primer intento
Subimos todos por la rampa de la parte delantera de la casa. Nuestra base y punto seguro para planear nuestros próximos pasos es la terraza de la segunda planta. Dos de nuestros exploradores más valientes, se acercan a la primera ventana de la pared lateral y acceden sin ningún problema a la casa. Los otros dos prefieren esperar en la base-terraza hasta tener noticias de sus compañeros que van en busca de una entrada más segura. Mientras buscan una entrada aprovechan para fotografiar el entorno:
El techo está cubierto por tubos de cables enganchados muy chapuceramente, aunque se puede observar una buena instalación. Las habitaciones están muy dejadas y cada una tiene su baño, aunque solo se deduce una ducha o algo parecido porque está lleno de basura. La poca luz da al lugar un aire tenebroso y nos reunimos todos en el exterior. El recorrido ha sido por la segunda planta, ya que la poca luz y las escaleras descuidadas y prácticamente oscuras que conducen al piso de abajo resultan demasiado misteriosas y peligrosas.
Después de estudiar la situación, decidimos que necesitamos herramientas para poder entrar todos. El próximo paso es abrir, con cuidado de no estropear demasiado la casa, la puerta metálica de la misma terraza.
Segundo intento
Volvemos a estar en la casa. Cogemos las herramientas y volvemos a escalar hasta la terraza. Nos hemos proveído de un mazo de hierro de tamaño considerable y de una “pota de cabra”, también llamada palanca. Empezamos a forzar ligeramente o a trabajar en el escenario para facilitar el acceso, con la intención de, al terminar, volver a dejarlo todo como esta.
Advertencia: No es conveniente proceder con herramientas de este calibre. Los buenos exploradores deben respetar en todo momento las instalaciones en las cuales van a entrar. Todo tiene sus consecuencias.
En uno de los intentos la palanca sale despedida e impacta en la cara de uno de nuestros exploradores.
Final de exploración: En el hospital, aunque solo fueron tres puntos, nos llevamos un buen susto. Tras pensar en lo ocurrido, empezamos a sospechar respeto a la fuerza con la que salió despedida la palanca. Hemos decidido cerrar aquí nuestra primera expedición.
Proyecto I: CERRADO
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