Otra vez en el exterior, hemos caminado alrededor de una plataforma. Al final, detrás de una valla de árboles, hay una auto caravana; todo apunta a que alguien vive dentro y preferimos no estorbar. De vuelta, otra pequeña casita tapiada esconde los restos de cajas de cds claramente robadas de comercios como Carrefour o El corte Inglés. Al otro lado, en la parte del aparcamiento, nos acercamos hasta la piscina, ahora llena de cañas y basura. Cerca está la casita con el motor. A lo lejos se ven unos servicios, pero la hierba nos impide llegar y empieza a llover.
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Un pequeño gato nos ha acompañado durante toda la visita. Aunque tres de nosotros le hemos dado cariño, él preferia hacer caso al mismisimo Cappo que, aunque no lo pareciera y lo hechara de su lado, en el fondo le ha cogido aprecio.
Mientras estábamos saliendo de la casa por la parte trasera, un señor ha entrado y nos ha saludado amablemente con un “no hace falta que os marchéis e, tranquilos”. Ha salido al cabo de un rato muy decidido hacia su bicicleta. Según unos, parece que solo ha venido a hacer una visita al lugar; otros opinan que ha venido a por alguna cosa en concreto.
Al marcharnos también nos ha sorprendido un coche con tres jóvenes. Han dado la vuelta y, cuando nosotros ya nos íbamos con el coche, estaban en la entrada trasera con el coche abierto dispuestos a descargar algo que tenían encima o, simplemente, a pasar el rato allí.